Ella es Amelie, nuestra querida mascota y compañera fiel desde hace 2 años.
Ella, abandonada a su suerte en un estacionamiento de un edificio público, eligió a su dueña entre decenas de transeúntes que sólo se volteaban a verla cuando maullaba un saludo. Me escogió mucho antes de que que yo notara su insistencia en seguirme y saludarme a diario.
Ella, que después de traer al mundo a 3 hermosos gatitos, decidió, en una tarde fría y lluviosa de invierno, dejarlos en la puerta de una oficina para que alguien de buen corazón los cuidara a los 4.
Ella, que esperó pacientemente a que yo decidiera llevarla a casa, luego de mostrarme que era capaz de vivir dentro de cuatro paredes, si solo recibía cariño, calor y comida.
Ella, que nos conquistó rápidamente con sus constantes conversaciones, ronroneos y su eterna búsqueda de afecto.
Ella, que aceptó colocarse un arnés para pasear por el jardín, sin siquiera molestarse, dejando atónitos a todos los vecinos por su actitud perruna.
Ella es Amelie, nuestra gata, nuestra pequeña y peluda compañera.
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