Siempre me han gustado los animales y desde que recuerdo he tenido mascotas, pero cuando pienso en animales dejo fuera a los insectos, los ratones, las moscas, los zancudos, etc. y los meto a todos en la categoría de los bichos. También entiendo que el gusto por la compañía de los animales es un valor aprendido en el hogar, con los amigos, en la escuela o en la convivencia con tu pareja.
Lo que contaré no es una historia excepcional, ni servirá para un guión de película francesa pero es digna de ser contada: ocurrió en el contexto de las vacaciones pasadas en la localidad de Caburga, recuerdo que era viernes y el clima estaba amenazante, el día anterior habíamos presenciado una bella tormenta eléctrica, por ello y de acuerdo a lo planificado para días nublados, nos fuimos a unas termas. Había comenzado a llover y la sensación de estar en la piscina caliente con las gotas de lluvia en la cara es una de las cosas agradables del sur. De pronto comenzó un raro cuchucheo entre los bañistas a tal punto que me atreví a preguntar qué ocurría: temblor en Concepción y alerta de tsunami. Luego de informarnos de la magnitud de la noticia y confirmar que sólo era una réplica, nos volvimos a meter a la piscina de agua caliente. Cuando disfrutábamos del lugar entre nerviosos y entumidos, siento un rasguño en la espalda, una rama pensé, y me volví para tomarla con la mano y sacarla del agua, fue grande mi sorpresa al comprobar que no era una rama sino una pequeña ratita que había caído de una viga, seguramente asustada por el temblor. La rata, al ver mi cara de susto comenzó a nadar por la orilla pero sin poder salir de la piscina, el resto de los bañistas comenzó a gritar: ”mátenla”, ”que horror hay una rata en el agua” y yo, responsable de la situación pensé en Nicole y su amor por los animales, en especial los más desvalidos, "tírame una chala" me gritó (porque yo ya había salido del agua), ella la tomó y la usó de improvisado transporte para sacar a la ratita del agua. Una vez fuera del agua la ratita comenzó a correr y antes de perderse en la vegetación miró para atrás y miró a la Nicole con una madurez que siempre recordaré: su mirada era para despedirse y agradecerle el gesto y para decirnos que ella nos entendía, que entendía el prejuicio que los humanos teníamos hacia ellas (mi Mamá primero) porque cuando decíamos animales, pensábamos en seres más grandes que un ratón, ella para nosotros era sólo un bicho mas.
Nota: La fotografía se obtuvo de la página de flowers.vg
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