Los que me conocen saben que me gustan mucho los animales, pero que mis preferidos son los gatos. Desconozco cuando empezó esta manía gatuna, pero desde siempre me recuerdo vinculada a algún felino. De niña tenía una pequeña gata atigrada llamada Michael, pues se suponía que era macho; ya más grande mi hermana recogió a un pequeño minino atigrado que ocultamos en el patio por algunos días hasta que fuera aceptado por la familia, su nombre era Don Gato. Aún recuerdo que diariamente lo llamaba desde el fondo del patio para que no se quedara toda la noche a la intemperie....desde lejos se escuchaba sus carreras por los tejados al acudir a mi llamado. Después vino Turrón, un nervioso gato negro que vivió en el departamento. Era todo un torbellino, mañoso para comer, juguetón, rencoroso y mimado....todo un caso....si hasta se subía arriba de las puertas para sorprenderme cuando pasaba cerca. Ahora tenemos a nuestra querida Amelie, gata blanca y peluda que recogí desde el patio del edificio donde trabajo. Ella conversa todo el día, te cuenta lo que hace, lo que siente y lo que quiere...eso sí que a su modo.
Todos estos gatos son los oficiales, es decir los que han vivido con mi familia por un periodo prolongado, pero existen muchos más que han pasado por mi vida por algunos instantes y que merecen ser nombrados: Mila, la gata silenciosa de mi hermana que cuidé por un par de días; Dulce, la pequeña y obediente que le salvamos la vida y que casi casi vive con nosotros; Niña, la gata de la vecina que llora cuando está sola y que habitualmente hablo con ella por el balcón; Marcelo, el gato de mi suegrita que sólo venía cuando yo llegaba a su casa; el chiquitín del vecino de arriba que lo raptamos por unas horas para darle agua y comida; Rucia, la gata del vecindario que usaba nuestro techo como guardería de bebes; el Patas, un pequeño gatito gris con una patita deforme y ciego, que bajé del entretecho luego de que su madre lo abandonara; Julieta, la hermana de nuestra actual gata, que vivió en mi oficina mientras regalaba a sus pequeños; el manchas, gato que apareció en la puerta del departamento y que entró, comió, durmió un rato y se fue.
Esa es mi historia con los felinos y como se podrán imaginar.........continuará, pues siempre aparecerá algún minino en mi camino.
Nota: La imagen fue obtenida de la página de allposters.com
Esa es mi historia con los felinos y como se podrán imaginar.........continuará, pues siempre aparecerá algún minino en mi camino.
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