Me gusta el sol. Me gusta sentir que entibia y broncea la piel. Admiro su capacidad de alimentar las plantas y de hacer brillar todo lo que tocan sus rayos. Levantarme con la luz del sol me da energía y me llena de vitalidad, aunque solo dure algunas horas. Si pudiera elegir, preferiría que oscureciera temprano a cambio de tener sol a las siete de la mañana. Esta es la razón por la que estoy muy en desacuerdo con el aplazamiento del cambio de hora hasta el mes de mayo. Más allá de los argumentos válidos de índole energético y de seguridad que utilizan las autoridades para apoyar esta medida, creo que es perjudicial para las personas que deben madrugar para ir a sus lugares de trabajo o estudio. Miles de chilenos se levantan actualmente con un cielo estrellado y salen de sus casas con el frío matutito y con las luces del alumbrado público encendido.¿cómo esto no va afectar negativamente a los niños? ¿cómo no nos va a mermar las energías? ¿cómo no nos deprimirá? Claramente los efectos en el estado del ánimo de los chilenos no es un argumento válido en el análisis económico, pero no por esto es menos importante.
Por ahora habrá que conformarse con la medida. Ya habrá tiempo para analizar si los números son tan favorables como para hacer de esta medida transitoria algo permanente. Ojalá que no.
Al mal tiempo buena cara, o mejor dicho, a la mañana oscura una cara luminosa.
Nota: La imagen es el cuadro de Salvador Dalí denominado "Reloj Blando en el Momento de su Primera Explosión", 1954.
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