miércoles, 23 de marzo de 2011

Boris, el perro fantasma


Esta es un historia simpática que nos ocurrió hace algunos años en Pichidangui.
Mi familia y nosotros decidimos pasar unos días de invierno en ese balneario de la 4º región. Esta vez, al igual que muchas otras, llevamos a las 2 cachorritas de paseo con nosotros. Habitualmente nos quedamos en una casa de un amigo que tenía chimenea por lo que las frias noches se transformaban en agradables veladas al calor del fuego.  El panorama diario era ir a la caleta a comprar algo para almorzar y alguna empanada para el apetito del mediodía. Ese día, como todos, bajamos a la caleta con las perritas y entre medio de los puestos de pescado y de la gente que circulaba por el lugar, apareció un perro. Era un cocker spanier, grande, viejo y colorín, que al ver a las perritas, se acercó a saludarlas. Nada anormal hasta aquí. 
Luego de las compras, volvimos a casa y notamos que el perro nos estaba siguiendo, llegando hasta la puerta de la casa. La verdad no le hicimos mucho caso, aunque ya notaba una cierta inquietud en mi madre por esta visita inesperada. El perro se acostó en la puerta y ahí se quedó toda la tarde. Cada cierto rato salíamos a darle comida y a jugar con el, a pesar de la mirada nerviosa de mi madre, pues resultó ser muy manso y juguetón. Se creó tanta familiaridad entre él y nosotros que decidí ponerle un nombre.....se llamó Boris. 
Borís se negaba a volver a su casa y optó por ser un fiel acompañante de la familia, pues seguía  a cualquiera de nosotros que saliera de la casa, ya sea a comprar el pan o a pasear a la playa.
Una noche decidimos ir a dejarlo al centro del pueblo para que  regresara a su casa. Corrimos por la calle y nos escondimos para que se perdiera, pero al cabo de unos minutos estaba nuevamente acostado en la puerta. Nada que hacer, Boris quería vivir con nosotros. Durante los días que nos quedamos en la playa, Boris fue un miembro más de la familia. A medida que pasaban los días mi preocupación iba creciendo...¿que haremos con el cuando volvamos a Santiago? ¿y si lo llevamos? La verdad es que Boris debía tener dueño pues estaba bien alimentado, asi que tenía que quedarse en Pichidangui. 
El último día , antes de irnos, salimos en auto a almorzar y Boris se quedó en casa con las perritas. Antes de regresar a buscar las cosas, pasamos a comprar alimento para dejarle un plato lleno, pensando que luego de irnos a Santiago él esperaría varios días en la puerta a que regresaramos. Al llegar a la casa, llena de angustia y con un nudo en la garganta por lo que iba a suceder  vimos con sorpresa que Boris no estaba.........se había ido...........¿porque? ¿que le pasó? No tenemos respuesta y no quisimos buscarlo.
Hemos regresado  varias veces a Pichidangui y nunca lo hemos vuelto a ver.


Nota: la foto no es de Boris.....si ni siquiera alcanzamos a fotografiarlo.

1 comentario: